La llamada familia tipo cede el paso a familias de muy variadas formas que, si bien han existido desde siempre, en los últimos años se han hecho más numerosas y visibles. La diversidad ya no se esconde.
L@s niñ@s crecen con nuevos referentes fuera de la rigidez de hace años, con la posibilidad de crear ell@s mism@s sus propias relaciones, sus propios vínculos, y llamar a quienes ell@s desean, herman@s.
Para l@s adult@s, el desafío tiene que ver con la capacidad de acompañar, sin censuras, juicios ni imposiciones, lo que para ell@s no tiene límites: una gran hermandad de niños y niñas creando un nuevo mundo.